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BIOGRAFÍA

INFANCIA Y JUVENTUD

Paisaje de olivos y olor a membrillo... hablamos de Puente Genil, pueblo situado en el centro geográfico de Andalucía, al suroeste de la provincia de Córdoba, esta es la tierra que vió nacer y crecer a Manuel Barahona.

Nació en Noviembre de 1948, en la calle Avenida Manuel Reina “La Matallana”. Su padre Juan Manuel Barahona Delgado era ferroviario, era un hombre de sensibilidad artística, se sentía atraído por la buena música, el teatro, la literatura, el dibujo, la pintura, la poesía... Su madre Amalia Pedrosa Estrada era una mujer muy de su casa, activa, cariñosa, simpática, querida por todos los que la rodeaban y conocían, compartiendo las aficiones de su marido. 


En un hogar así, con tantas inquietudes artísticas no es difícil comprender que floreciese pronto en Manuel su inclinación hacia la pintura, siendo su primera admiradora, junto con sus padres, su hermana Conchi, dos años más pequeña que él.

Su madre contaba que cuando Manuel tenía cinco o seis años le decía: "Mamá, cuando yo sea pintor te tengo que pintar unos cuadros más bonitos que esos y más grandes"; refiriéndose a unos cuadros pequeños pintados al pastel que su madre compró a un pintor que pasó por el pueblo.

Su padre al ver la facilidad que tenía para el dibujo le ayudó enseñándole perspectiva y todo lo que él sabía.

"Si yo pinto es por mi padre que era un hombre admirable. Nos entendíamos maravillosamente, él siempre creyó en mí y fue mi primer maestro. En Puente Genil donde nací, no había nadie que se dedicara a la enseñanza del dibujo y la pintura. Y mi padre, que era un muy buen dibujante, fue quien me enseñó perspectiva, a él siempre le gustó el dibujo, guardo obras suyas, que me parecen muy buenas. A él le venía de familia, su padre, o sea mi abuelo se dedicaba a la talla de madera, a la marquetería, estaba metido en el dibujo, se hacía sus propias herramientas de precisión, muchas de las cuales aún conservo, y esto lo transmitió a mi padre y éste a mi."


Después de pasar por el Colegio Público José María Pemán comenzó los estudios de Bachillerato en el Instituto “Manuel Reina” y al mismo tiempo su padre lo inscribió en un Curso de Dibujo y Pintura del Instituto Parramón de Barcelona.

En esta etapa de su vida, a los doce años de edad, sus amigos le llamaban Barahona “el pintor”. Cuentan que en sus ratos libres entre clase y clase, lo observaban haciendo “muelles” con tiza en la pizarra (haciendo ejercicios de mano). Asímismo, llegada la Navidad, los profesores del Instituto le encomendaban la ejecución de dibujos navideños, en la pizarra y zonas de la clase, colaborando con él su amigo Pablo Franco. 

Los profesores se volcaron con él pues aparte de suen un estudio con varios pintores y no lo pensó; se fue. Pero su ilusión era ingresar en la Escuela Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla y aprovechando su estancia en Córdoba asiste a la Escuela de Artes y oficios “Mateo Inurria”, donde recibe clases de dibujo al carboncillo del escultor Amadeo Ruiz Olmos y los pintores Rufino Martos, Antonio Povedano y Antonio Bujalance. 

“En Córdoba conocí a grandes amigos, entre ellos Miguel García Vives y Carlos Ramírez de la Lastra, que siempre menciono porque han sido grandes impulsores míos, gente interesada en la pintura que me ayudaron cuando empezaba.” 

Llega el momento del servicio militar y cuentan sus compañeros de la Escuela de Artes y Oficios, que era simpático ver al “soldado” pintando en la clase.

Toda esta época la pasa viajando de Córboba a Puente Genil para ver los fines de semana a su familia que más tarde se trasladaría a Córdoba definitivamente.

En 1974 contrae matrimonio en Puente Genil, en la Iglesia de Nuestro Padre Jesús Nazareno con María del Carmen Rosales Aranda.